Hola Papá, lo que más deseo en estos momentos es poder escuchar tu voz ronca, pero llena de amor. Poder coger tus manos y estrechar un abrazo, recostar mi cabeza en tu hombro y escuchar alguna historia de esas que me hacían volar la imaginación. Un consejo tuyo no estaría mal tampoco, siempre tenías la palabra justa en el momento indicado, la respuesta a cualquier interrogante y con tu sabiduría cualquier anécdota se volvía una enseñanza sin igual. Aunque si mi deseo se cumpliera solo te interrumpiría para decirte que, te amo. Por ahora te digo Feliz Día Padre, hasta el cielo, que Dios te de esos abrazos que no puedo darte.